Columna de opinión: Tecnologías y agua, el camino para una sostenibilidad agrícola
- coth2oudec
- 12 nov
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Por: Dr. Camilo Souto - Universidad de Concepción, Campus Chillán. Investigador y especialista en el uso de nuevas tecnologías para el manejo de riego. COTH2O.
En un mundo donde el 70% del agua dulce se destina a la agricultura y las sequías extremas han reducido cosechas en un 34% en la última década (según la FAO), optimizar cada gota ya no es una opción, sino una supervivencia. La gestión eficiente del agua se ha convertido en una prioridad absoluta para garantizar la sostenibilidad y productividad de los cultivos. En este escenario, las nuevas tecnologías emergen como aliadas indispensables para optimizar el manejo del riego y asegurar un uso responsable de este recurso vital.
La revolución tecnológica en el riego
Las tecnologías de riego inteligente están transformando la agricultura moderna. Sistemas automatizados, sensores de humedad, inteligencia artificial y plataformas de gestión integrada permiten un control preciso y eficiente del riego.
Por ejemplo, en Almería (España), sensores IoT en invernaderos redujeron un 30% el consumo hídrico sin afectar la productividad. Mientras que en Chile se están desarrollando algoritmos de inteligencia artificial capaces de predecir las necesidades de riego. Estas innovaciones no solo reducen el desperdicio de agua, sino que también mejoran la salud de los cultivos y aumentan la productividad agrícola.
Beneficios en el manejo del riego
La optimización del uso del agua utilizando sistemas de riego presurizado suministran agua directamente donde se desea, con un óptimo manejo se podría minimizar la evaporación y el escurrimiento, asegurando que cada gota de agua se utilice de manera efectiva.
El monitoreo en tiempo real usando sensores y dispositivos IoT permiten supervisar continuamente las condiciones del suelo y los cultivos. Esta información facilita la toma de decisiones informadas y ajusta el riego según las necesidades específicas de cada planta.
Por otro lado, la reducción de costos cuando se utiliza la tecnología ayuda a reducir el consumo de fertilizantes, agua y plaguicidas. Esto no solo optimiza los costos operativos, sino que también contribuye a una agricultura más sostenible y menos contaminante. Mientras que el aumento de la productividad se favorece preferentemente con la implementación y uso de herramientas tecnológicas, los agricultores pueden corregir los problemas rápidamente y agilizar los procesos. Esto se traduce en una mayor eficiencia y mejores rendimientos.
Sí, la inversión inicial en tecnología puede intimidar. Sin embargo, programas financiados por la CNR, INDAP y otras instituciones gubernamentales y/o privadas en Chile, demuestran que con subsidios y capacitación, incluso los pequeños productores logran ahorros que amortizan costos en menos de dos años.
Al adoptar estas innovaciones, los agricultores pueden asegurar una gestión más sostenible de los recursos hídricos, proteger el medio ambiente y garantizar la seguridad alimentaria para las generaciones futuras. No se trata de reemplazar tradición con tecnología, sino de fusionar sabiduría ancestral con herramientas del siglo XXI. Cada campo equipado con sensores es un acto de rebeldía contra la desertificación; cada gota ahorrada, un legado para quienes heredarán esta tierra.
Estoy convencido que la forma de abordar los futuros desafíos es con el uso de nuevas tecnologías considerándolo como una solución integral y así transformar la agricultura y hacerla más resiliente y eficiente. Es hora de que el sector agrícola abrace estas innovaciones y lidere el camino hacia un futuro más sostenible.

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